Para el director de Cecodap el asesinato de dos niñas a manos de su padre, ocurrido recientemente en Tenerife, España, es el resultado de un proceso de educación marcado por valores machistas, en el que no se enseñan a manejar emociones como la frustración, la ira y la rabia

La violencia vicaria, la que comete un hombre cuando lastima a los hijos de una pareja para agredirla como mujer está muy relacionada con la falta de una educación emocional, según explicó a El Pitazo el docente y orientador Óscar Misle.

Misle, psicoterapeuta, docente y escritor, es uno de los directivos de Cecodap, organización venezolana dedicada a la promoción y defensa de los Derechos Humanos de la niñez y adolescencia  

Al frente de esa institución ha producido campañas y textos sobre el maltrato infantil, así como sobre métodos de educación y orientación para niños y adolescentes con problemas.  

Es por ello que El Pitazo consultó el análisis y opinión del especialista con relación al caso que recientemente conmocionó a España y a la opinión pública internacional: el asesinato de Olivia Gimeno, de 6, y la desaparición ―hasta ahora― de Anna, de un año de edad, en manos de su padre Tomás Gimeno, de 37 años. Según la Asociación SOS Desparecidos del país ibérico, la agresión del hombre contra sus hijas se produjo el pasado 27 de abril en Tenerife. El fin último de este acto violento fue vengarse de su expareja, Beatriz Zimmermann.


La violencia vicaria ocurre sobre todo en procesos de separación o divorcio. Toma diferentes formas y es una experiencia adquirida socialmente, la cual ocurre por esa concepción machista según la cual el hombre utiliza su fuerza para someter

Óscar Misle, docente y orientador

Provocar un daño eterno

El concepto de violencia vicaria fue creado por la psicóloga española Sonia Vaccaro, quien lo define de esta forma: “Es una violencia secundaria a la víctima principal, que es la mujer. Es a la mujer a la que se quiere dañar y el daño se hace a través de terceros. El maltratador sabe que dañar, asesinar a los hijos/hijas, es asegurarse de que la mujer no se recuperará jamás. Es el daño extremo”.

Este término llegó a ser incluido en el Pacto de Estado contra la Violencia de Género, firmado en España en 2017, y el cual ya forma parte de varios fallos judiciales en España y Colombia.

Misle explica, basándose en el concepto creado por Vaccaro, que se trata de “una violencia extrema y lo que busca el agresor es generar un daño emocional que se extienda por muchos años, una herida emocional profunda. La hace con la intención de que no sea pasajera, sino que perdure en el tiempo”.

“La violencia vicaria ocurre sobre todo en procesos de separación o divorcio. Toma diferentes formas y es una experiencia adquirida socialmente, la cual ocurre por esa concepción machista según la cual el hombre utiliza su fuerza para someter, controlar o vengarse de la mujer”, precisa Misle.

En este sentido, asegura que quien protagoniza la agresión no acepta que la pareja pueda tener libertad, tomar decisiones o que no lo incorpore en su vida. Por eso reacciona contra los hijos de manera violenta.

Las reacciones para herir a la pareja pueden ser de distintas formas, incluyendo hasta comentarios en presencia de otros y ante los hijos, descalificándola. Pero también puede ser con maltratos y agresiones físicas contra ellos estando la mujer presente. “Hay incluso episodios de abuso sexual cuando los tiene bajo su custodia”, advierte el también orientador.  


Esto comienza desde la niñez. Ellos (los hombres) empiezan a observar cómo el padre trata a la madre o viceversa, y cuáles son las señales que se dan para que el niño vaya entendiendo que, en la relación, sobre todo al varón, se le da el poder para hacer lo que sea necesario

Óscar Misle, docente y orientador

Conducta aprendida en la niñez

El educador asegura que las causas de un comportamiento que conduzca a un caso de violencia vicaria en el futuro se encuentran en la infancia.

“Esto comienza desde la niñez, ellos (los hombres) empiezan a observar cómo el padre trata a la madre o viceversa, y cuáles son las señales que se dan para que el niño vaya entendiendo que, en la relación, sobre todo al varón, se le da el poder para hacer lo que sea necesario con el fin de lograr su objetivo, en este caso, controlar a la mujer”, señala.

Los ejemplos que los hijos observan sobre la manera en la que se desarrollan las relaciones entre sus padres, juega un papel fundamental. Apunta que este aprendizaje nefasto va estrechamente ligado a “una falta de educación emocional, de control de las frustraciones”.

Por eso el docente alerta de que se deben vigilar “los mecanismos aprendidos para expresar emociones de desagrado o de descontento”, ya que a futuro estas definen las reacciones adoptadas por un individuo en determinadas situaciones.

Misle advierte: “Hay que estar atento a cómo es la relación en el noviazgo, porque en esa etapa, aunque no existen hijos, puede ejercer la violencia contra seres significativos de la novia como las mascotas o sus familiares. También dañar pertenencias que puedan tener valor afectivo”.

Algunas señales

Misle se refirió también, a que la violencia de los papás hacia sus hijos e hijas puede ocurrir no solo de una manera determinante, como el caso de Tenerife, sino que sucede durante un largo tiempo dentro de la casa.

Por eso recomienda estar pendientes de ciertas manifestaciones en los niños, como evidencias de agresiones en su cuerpo o conductas emocionales que muestren un trauma en proceso, debido a que indican la presencia de una conducta violenta en su entorno.

“Hay que ver su reacción con relación al padre, ver si lo rechaza o le tiene miedo, porque ya ha sido víctima de agresiones. Es un proceso que se va dando gradualmente. El homicidio no es necesariamente lo que debe darse primero, porque el objetivo del agresor en este caso es hacer sufrir a la pareja”, explica.

En cuanto a los signos emocionales en los niños, Misle precisa que pueden darse alteraciones como, por ejemplo, retomar etapas ya superadas en cuanto a orinarse en la cama, no querer dormir solos, tener pesadillas o somatizar presentando problemas de salud.  

“Hay que estar atento a esos signos para hacer las denuncias o buscar las orientaciones correspondientes. Básicamente señales en el cuerpo, señales emocionales, cambios alimentarios, cambios en rutinas de sueño o rechazo escolar. Lo propio de una alteración en el estado anímico por ansiedad o angustia”, alerta el experto.

Tomar conciencia

Misle asegura que en Venezuela ocurren casos similares al de Tenerife, solo que algunos no salen ante la opinión pública, y no se viralizan como pasó en España.

“En Cecodap conocemos casos donde el hombre comienza, por la frustración, a llevarse a los hijos sin el permiso de la mujer, tras un engaño, y entonces la hace sufrir amenazándola con no entregárselos más porque ella no los cuida o no los quiere”, indica.

Sin embargo, acota que, aunque en el organismo no conocen casos por homicidios “cuando uno lee la prensa, se entera de sucesos donde el padre asesina a los hijos por celos”.  

Por ello, el especialista aconseja “estar alerta para que este tipo de situaciones no pase como una noticia más, sino que nos llame la atención para buscar el tipo de educación emocional que se debe inculcar. Enseñar a manejar la ira, la rabia y la frustración. También a inculcar el respeto hacia el otro y hacia la pareja, así como la libertad que se le debe permitir a esta”.

Donde denunciar en Venezuela

Misle aclara que la violencia vicaria no está contemplada como un delito dentro de la legislación venezolana. Lo que sí está contemplado, según el especialista, es la violencia contra los niños.

“Cuando hay un caso de violencia hacia los niños, en el cual los maltratos pueden ser de distintas formas, entonces se debe acudir a la Lopna, al Ministerio Público, a las Policías Municipales o al Cicpc para hacer la denuncia por estas agresiones”, indicó.

Igualmente, acota “si además de la violencia hacia los niños hay violencia también contra el patrimonio, o violencia hacia la mujer, porque son diferentes formas de violencia que se conjugan, esto debe ser planteado entonces ante los organismos competentes para que definan las vías legales por las cuales se debe canalizar la denuncia”.

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