El “Sonero del mundo” se prepara para un concierto los días 16 y 17 de septiembre, en el que paseará por su repertorio con el acompañamiento de la Orquesta Sinfónica Simón Bolívar, bajo la batuta de Christian Vásquez

–¿Cómo está Oscar D’ León el día de hoy?

–¡Sabrooooooosooooo!

Mecánico. Taxista. Topógrafo. Chofer de transporte público. Melómano. Cantautor. Salsero. Sonero del Mundo. Leyenda. Óscar Emilio León Simoza –nombre de pila de Óscar D’ León lo hizo todo antes de lograr el estrellato como cantautor y ahora se prepara para dos funciones de Oscar D’ León: la leyenda, un concierto que tendrá lugar en la sala Ríos Reyna del teatro Teresa Carreño, donde “el Sonero del mundo” recorrerá las canciones más queridas de su repertorio con la Orquesta Sinfónica de Venezuela, dirigida, en esta oportunidad, por Christian Vásquez.

–¿En algún momento de su vida supo que iba a lograr todo lo que ha logrado hasta ahora?

No. De ninguna manera. ¿Tú te imaginabas que ibas a ser comunicadora? Yo tenía la idea, el gusto por la música, siempre exteriorizando y captando música fuera de la radio, ya fuera en vivo o de un intérprete que me llamara la atención. Estoy muy contento de lo que ha pasado conmigo porque fue tan rápido… yo me la pasaba husmeando en reuniones de músicos. Donde oía algo, ahí me metía.

Se describe como introvertido en su adolescencia, pero que su incursión en la música lo obligaó a cambiar. Enfundado en una chaqueta deportiva y con lentes amarillos, lo primero que hace al empezar la entrevista es cantar los primeros versos de Anhelante, la canción de José “Pollo” Sifontes que fue inmortalizada por Ilan Chester y Gualberto Ibarreto.

“Igualito a mi abuelito”

Así se describe el salsero cuando se le señala su victoria sobre el paso del tiempo. Y es que ni la música, ni el rostro de Oscar D’ León envejecen. Ninguna fiesta que se precie de serlo, ninguna reunión está completa si el disc jockey no incluye, al menos, dos canciones del sonero en el repertorio. La música de Oscar D’ León no faltó ni en el afterparty de los Premios de la Academia, donde Sir Anthony Hopkins se hizo viral bailando al ritmo de Llorarás.

Después de un periplo que comenzó en Asia y que continuó en América, en escenarios de Ciudad de México, Santiago de Chile, Miami y Colombia, de haber agotado funciones en ciudades de Europa como Múnich, Berlín, París, Ámsterdam, Madrid, Tenerife y Londres, el salsero se prepara para celebrar sus 50 años de vida artística en Venezuela.


Estoy muy contento de lo que ha pasado conmigo

Oscar D’ León

–¿Cómo es Óscar D’ León en su día a día?

–Mira, soy una persona muy tranquila. No me ofusco, trato que nada me ponga de mal carácter. Yo me la paso cantando, divirtiéndome. Todo el día me lo paso alegre. Cosa que quiera perturbarme, yo la aparto. Duermo sabroso, muy rico, sin temor a nada. Eso sí: duermo intermitente, no duermo corrido. Y alterno el día con el ejercicio, comiendo, haciendo arreglos con mis computadoras, cantando. Así pasa un día conmigo. Estoy sumamente tranquilo, con mi mente dedicada a la música.

No toma alcohol, ni siquiera refrescos. “No sé cómo alguien, para saciar su sed, se toma una cosa de esas, con el daño que hacen”. Toma agua y le gusta gasificada. Esa es su máxima indulgencia carbonatada.

–¿Y cómo se prepara para un día de concierto?

Duermo, descanso. Me organizo para no hablar mucho. Al momento de ir al sitio, hago calistenia. No hago ejercicio en el día para no tener el cuerpo cansado, y no como mucho ese día. Trato siempre de estar livianito para el momento de la acción. En el camerino hago estiramientos, ejercicios de vocalización, me ajusto los audífonos. Hago todo lo pertinente para montarme en la tarima. Empieza el show y voy a disfrutar con mi público.

Las funciones agotadas, la contundencia de su carrera, sus 50 años de salsa, todo se lo agradece a “La Providencia” y a su “viejita linda”. Y es que el sonero habla de su madre, Carmen Dionisia Simoza, con una ternura y una emotividad indescriptibles.

El concierto

Oscar D’ León promete sorpresas para el 16 y el 17 de septiembre. Poco se sabe sobre el repertorio, aunque se ha colado que Mi bajo y yo formará parte del mismo, y que el público caraqueño podrá ver al maestro ejecutando el bajo una vez más.

–¿Tiene canciones favoritas dentro de su propio repertorio?

–Las favoritas las escoge el público, trabajo dependiendo de lo que el público quiera. Hay unas a las que les imprimo más sabor; todas para mí son favoritas desde el momento en que las escogí y las grabé para un repertorio.

–¿Hay algún artista actual con el que le gustaría cantar?

–Con cualquiera, mi vida. No tengo la escogencia, con cualquiera que haya la posibilidad. Los músicos estamos para ayudarnos, para protegernos, para apoyarnos el uno al otro. Cuando hay la posibilidad de grabar con alguien, no hay ningún problema.


A veces, cuando el público está así muy tranquilito lo hago parar. En la sala donde estemos, sea cual sea, ese concierto tiene que ser un alboroto tremendo

Oscar D’ León

–¿Qué espera usted de estos conciertos en la Ríos Reyna?

–Oye, esas ganas de divertirse. A veces, cuando el público está así muy tranquilito lo hago parar. En la sala donde estemos, sea cual sea, ese concierto tiene que ser un alboroto tremendo. Hay mucha energía, mucho canto, peticiones y sorpresas dentro de mi show, porque ninguno se parece al otro. Todo lo hacemos dependiendo de la inspiración. Sea la inspiración del público, mía o de la orquesta.

–¿En qué suele inspirarse?

–Eso es dependiendo de la musa, de lo que aparezca en el momento y ahí vamos hilvanando.

–¿Quiénes lo ayudan?

Nadie, yo solito aquí con mi computadora y mis programas musicales que me hacen fácil hacer arreglos, sobre todo yo que no estudié nunca música. No sirvo para ser discípulo y he aprendido poco a poco para hacer yo mismo mis arreglos. Antes los hacía, pero tenía que dictarlos, ahora los hago yo mismo para arreglar cualquier cosa de mi orquesta, o un número nuevo. Siempre la tengo aquí.

Muestra con orgullo la estación de trabajo que parece sacada de un número de la revista Architectural Digest, y no por el lujo o la ostentosidad de los equipos, sino por la organización minimalista de los micrófonos, el teclado y los monitores del escritorio blanco.


Mis canciones favoritas las escoge el público, trabajo dependiendo de lo que el público quiera

Oscar D’ León

–Para mí esto es algo que vino del cielo, porque hoy tenemos modernismo dentro de las redes, programas musicales. A la tecnología no se le escapa nada y nos permite a los músicos trabajar muy cómodos.

A Oscar D’ León nada lo turba, nada lo espanta. No pierde una oportunidad para reír, para sonreír. De la misma manera que el caraqueño de Antímano se mantiene igual a sus casi 80 años, su personalidad cercana también se mantiene intacta.

No ahonda mucho sobre su proceso creativo. Si uno le pregunta, por ejemplo, con qué canción enamoraría a una mujer, explica que “depende del momento”. Lo mismo dice sobre la estructura de sus shows. Y nunca le faltan palabras para sus fanáticos.

–Antes de despedirnos: mi madre me pide que le diga que lo ama.

El rostro le brilla como si escuchara esas palabras por primera vez y su sonrisa se extiende antes de responder:

Es que yo también la amo.


No me ofusco, trato que nada me ponga de mal carácter. Yo me la paso cantando, divirtiéndome. Todo el día me lo paso alegre

Oscar D’ León

COORDENADAS

El concierto Oscar D’ León: la leyenda se llevará a cabo los días 16 y 17 de septiembre en la sala Ríos Reyna del teatro Teresa Carreño, a las 7:00 pm.
Las entradas están a la venta en Ticketplate, e incluyen el acceso a un concierto “after party”, en la terraza del TTC, con la Orquesta Latino Caribeña, exclusivamente para los asistentes al show.

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