El internacionalista, experto en política venezolana y director de la Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos (Wola), Geoff Ramsey, considera que las opciones de Estados Unidos para ayudar a Venezuela a restablecer su democracia están llegando a su punto máximo en cuanto presión se refiere, entiéndase bloqueo o sanciones. Sostiene que la crisis del país latinoamericano no figura entre las prioridades de la administración Biden, en el ámbito de la política exterior

Entrevista: César Batiz | Redacción: Yoselin González

El Gobierno de Nicolás Maduro y la oposición venezolana se acercaron, nuevamente, en 2022 para dialogar sobre los problemas de la nación. No obstante, tanto la delegación oficialista como la opositora siguen sin concretar una fecha exacta para el reinicio de las conversaciones. Entretanto, Gerardo Blyde (representante de la oposición) y Jorge Rodríguez (del oficialismo) fueron invitados a participar en el Foro de Oslo, en Noruega, que se desarrolló el 21 y 22 de junio.

El internacionalista Geoff Ramsey contó, en una entrevista al director de El Pitazo, César Batiz, que el Foro de Oslo sirvió en el pasado para acercamientos a partir de distintos procesos de diálogo bien complejos. Señaló que es una forma de avanzar en un tipo de diplomacia basada en conversaciones no oficiales que pretenden ampliar la confianza entre las partes.


Tengo la impresión de que Petro está siguiendo el mismo camino de Boric, es decir, intentar distanciarse del chavismo por razones pragmáticas

Geoff Ramsey, internacionalista experto en política venezolana y director de la Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos (Wola)

El también director de la Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos (Wola), que promueve la solución pacífica a los conflictos y el respeto de los derechos humanos en las Américas, considera que aunque retomar el proceso de negociaciones será un camino difícil, cree que es el más viable para avanzar hacia un acuerdo democrático que pueda restablecer las instituciones en Venezuela. Recalcó, en varias ocasiones, que es poco lo que Estados Unidos puede continuar presionando porque, a su juicio, la presión ya llegó al límite.

«La administración Biden no está apoyando negociaciones de manera ciega. Creo que está apoyando el reinicio de las negociaciones, en gran parte, porque ya llegamos a la presión máxima. Venezuela, hoy en día, es un país más sancionado que Irán. No hay más opciones para el Gobierno de EE. UU. para buscar la restauración de la democracia en Venezuela, por ahora. Creo que es por eso que estamos viendo un reconocimiento de la importancia de canalizar la presión que ya existe hacia un tipo de acuerdo político», sostuvo Ramsey.

Con respecto a la política de la administración Biden hacia Venezuela, el internacionalista critica la falta de mejores estrategias de comunicación y la timidez del Gobierno estadounidense. A su juicio, el país latinoamericano no está entre las 10 o 25 prioridades de la potencia mundial y cree que tampoco figura en la lista de las mayores preocupaciones de la política exterior de EE. UU.

–¿Qué hechos obligan a Maduro a sentarse en México?

–Es importante reconocer que Maduro no gobierna solo. Si bien carece de legitimidad y es un líder autoritario, depende de otras élites (militares, políticas y económicas) para gobernar. Ese conjunto de élites lo que quiere es recursos, acceso a los activos congelados en la comunidad internacional, impulsar medidas para el crecimiento económico y legitimidad.

Todos esos intereses no se pueden avanzar sin el levantamiento de sanciones. Y el Gobierno de EE. UU. ha sido claro en ese tema, no van a levantar sanciones si no hay concesiones significativas de parte del régimen de Maduro, cosa que, hasta ahora, no hemos visto.

–¿Cuál es el incentivo que tiene la oposición de ir a esa mesa?

–Hay que reconocer que la oposición ha perdido bastante credibilidad y relevancia interna en Venezuela, las encuestas lo demuestran. La tasa de aprobación de Juan Guaidó cayó desde alrededor de 75% en enero de 2019, a entre 15% o 20% hoy en día. La oposición necesita reconectarse con una población más escéptica. Es decir, que puedan abordar la crisis humanitaria, que beneficie a la población, sería una manera de reconectarse con la gente que ve con cierto escepticismo a los actores políticos de la oposición.

–¿Puede Maduro negarse o evadir esa negociación en México?

–Lo puede hacer, pero probablemente implicaría un costo y un riesgo. Él también responde a esas élites y existen elementos del oficialismo que probablemente están presionando tras bastidores para que Maduro vuelva a la mesa de negociación. También existen actores, como Diosdado Cabello (vicepresidente del Psuv), que están felices de seguir beneficiándose del estatus quo y van a aferrarse al poder. Aún si eso significa gobernar en un montón de cenizas.

También tenemos que reconocer que cualquier tipo de transición tiene que pasar, necesariamente, por un proceso de justicia, de instalación de los derechos de las víctimas, y la no repetición.


Si Maduro lo que quiere es acceder a los recursos congelados en el exterior, pues va a ser imposible si no se compromete con concesiones reales

Geoff Ramsey, internacionalista experto en política venezolana y director de la Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos (Wola)

–¿De qué forma favorece a la negociación que Carlos Erick Malpica Flores (sobrino de la esposa de Maduro) ya no sea sancionado?

–Lo que han dicho funcionarios estadounidenses es que la decisión corresponde al diálogo que se está dando tras bastidores para incentivar al régimen a volver a la mesa de negociaciones. Así que si tuviera que apostar, diría que tiene que ver con una señal de buena fe que pueda ayudar a reanudar ese proceso. También tiene el otro aspecto, que es quizás profundizar divisiones internas del chavismo.

–¿Crees que es posible que el Gobierno de Maduro otorgue concesiones en un aspecto tan importante como las elecciones, es decir, que mejoren las condiciones?

–Si Maduro lo que quiere es acceder a los recursos congelados en el exterior, como los que tiene en el Banco de Inglaterra, o los activos de Citgo y otros, pues va a ser imposible si no se compromete con concesiones reales. Maduro lo sabe, no puede simplemente atrasar el reloj y volver a la época dorada de tener relaciones cercanas con empresas petroleras en EE. UU. sin hacer nada.


No hay más opciones para el Gobierno de EE. UU. para buscar la restauración de la democracia en Venezuela

Geoff Ramsey, internacionalista experto en política venezolana y director de la Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos (Wola)

–¿El triunfo de Petro favorece o afecta la posibilidad de negociación en Venezuela?

–Para mí es bien ilustrativo que Petro recibió una llamada de Antony Blinken (secretario de Estado de EE. UU.) y, hasta ahora, no se ha comunicado con un actor chavista (martes 21 de junio a las 4:30 pm), eso a pesar de que hemos visto varias declaraciones de funcionarios venezolanos celebrando su victoria. Tengo la impresión de que Petro está siguiendo el mismo camino de Boric (Gabriel, presidente de Chile), es decir, intentar distanciarse del chavismo por razones pragmáticas. Yo espero que mantenga una voz fuerte en contra de la violación de derechos humanos y el autoritarismo.

–En noviembre son las intermedias (elecciones del Senado de EE. UU.), ¿crees que eso pudiera cambiar esta negociación?

–El nuevo Congreso comienza su período en enero y es muy probable que los republicanos ganen tanto en la Cámara Baja como en el Senado y eso implica que Biden va a encontrar mucha más resistencia. Pero, al mismo tiempo, no creo que implique que abandone la estrategia de impulsar una solución negociada. No hay que olvidarse del hecho de que el cambio de la política de EE. UU. hacia Cuba también ocurrió en un momento en que los republicanos tuvieron el control de ambas cámaras.

–En medio de una posible solución negociada, ¿cómo quedarían los crímenes de lesa humanidad cometidos por funcionarios durante la administración de Maduro?

–No puede haber ninguna amnistía para los crímenes de lesa humanidad, así que para llegar a una solución democrática se tiene que pasar por un proceso de justicia que implica el restablecimiento de los derechos de las víctimas, a la justicia, la verdad y a la no repetición.

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