Caracas.- La asociación civil Transparencia Venezuela presentó un trabajo especial sobre el sector energético del país en el que condenó la actual situación de la industria y señaló que el desabastecimiento de gasolina es consecuencia de las malas políticas de los últimos años, las expropiaciones realizadas en el pasado a empresas del sector y el sostenimiento prolongado del subsidio.
La organización resume la política energética de los últimos 20 años en pasar «de producir en grandes cantidades, exportar y comercializar el combustible a precios solidarios a países amigos» y «ser uno de los países petroleros más importantes de la región», a importar gasolina desde naciones con poca tradición comercial y registrar protestas por la falta de combustible.
Señala que la falta de combustible empeora la Emergencia Humanitaria Compleja que padece Venezuela al menos desde 2015, al complicar el trabajo de los sectores productivos y dificultar la movilización de las personas, especialmente aquellas que padecen enfermedades crónicas.
Entre las cifras que presentan como parte del balance, Transparencia Venezuela reitera que la capacidad de refinación de Pdvsa es de 1,3 millones de barriles diarios y actualmente los niveles de operatividad se encuentran en menos de 30%. Agrega que este año las refinerías han pasado más tiempo inactivas que operando, entre reparaciones apresuradas, derrames y nuevos desperfectos.
Igualmente señalan que no hay evidencia de mejoras en el procesamiento tras la llegada de técnicos iraníes este año, y chinos y rusos en 2017 como parte de acuerdos de cooperación.
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Expropiaciones
Transparencia Venezuela señala que una de las causas de la escasez de combustible es la expropiación de empresas del sector. El informe indica que como parte de esas decisiones se excluyeron del negocio petrolero las estaciones de servicio BP, Mobil, Shell, Texaco y Trébol, entre otras, cuyas marcas desaparecieron para dar paso al logotipo de PDV, bajo la modalidad de administración de un operador, generalmente dueño del terreno y del comercio, con los activos de Pdvsa.
Tras esa decisión, el número de bombas de gasolina pasó de 1.865 en 2008 a 1.568 en 2020, según la cifra ofrecida recientemente por el ministro de Petróleo, Tareck El Aissami.
«Los resultados operativos y financieros de Pdvsa se vieron impactados por todos los flancos. El aumento de la nómina y de otros gastos operativos, la incorporación de unidades de negocios no relacionadas con la industria, pero, sobre todo, el subsidio a la gasolina, afectaron negativamente todas las áreas de la empresa, entre ellas los servicios de transporte y las estaciones de servicio», dice el texto.
Los bajos precios
El trabajo de Transparencia Venezuela señala que la distorsión en el precio de los combustibles incentivó el contrabando de extracción, especialmente hacia Colombia, y se agravó con la crisis económica y el acelerado proceso inflacionario que deterioró el poder adquisitivo del bolívar.
Condena que los beneficios que se otorgaron a otros países con la venta de combustible como parte de los acuerdos de cooperación, entre ellos Petrocaribe, mermaron los recursos y son otra de las causas de la situación actual.
A través de estos mecanismo de cooperación los beneficiarios obtenían el combustible financiado parcialmente y establecían períodos de gracia para la cancelación del capital de hasta dos años y una tasa de interés anual de 2%.
«Venezuela ha hecho muy mal uso de sus recursos petroleros. Ya desde 2012, dada la baja de la producción, el gobierno venezolano comenzó a importar insumos para la elaboración de combustibles, incluso compró gasolina a Estados Unidos a precios internacionales, que luego vendió dentro del país a precios subsidiados. Este modelo fue empobreciendo la industria petrolera», dice el documento.
Resalta las compras importantes de derivados en otros mercados en 2012, mucho antes de las sanciones de Estados Unidos, que no se compara ni siquiera con las que requirió el país después del paro petrolero.
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Sanciones y gasolina iraní
Las sanciones obligaron a Pdvsa a buscar nuevos negocios geográficamente lejanos y con poca relación comercial, señala el trabajo especial.
«Ahora más que nunca Venezuela depende de la importación para surtir el mercado interno. Luego de que siete buques han arribado desde el mes de mayo, cada embarcación logra abastecer por aproximadamente 15 días las bombas de gasolina, pero eso solo es posible mediante un plan de racionamiento con base en un calendario estilo pico y placa», dice.
Con respecto a la gasolina iraní también se ha alertado sobre el manejo de bioseguridad en una industria donde los trabajadores no cuentan con seguros médicos, también la falta de gandolas para su distribución y la poca claridad sobre su octanaje, lo que ha generado dudas en la población.
Hasta el momento no hay una claridad para resolver la escasez de gasolina, por lo que el país mantendrá sus dificultades para importar combustible e insumos para su producción debido a las sanciones, concluye el informe de Transparencia Venezuela, y reitera que la producción sigue cayendo y el país no tiene recursos par el pago de las importaciones.
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