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sábado, 4 mayo, 2024

Zulia | La migración venezolana encontró un intérprete en el artista plástico Adolfo Morales

Con La diáspora, el artista interpreta la crisis migratoria del país. La obra forma parte de la exposición La piel cerámica, que actualmente se expone en la galería Espacio 14, de Maracaibo

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La vasta ruptura emocional e intelectual que ha producido y seguirá produciendo la migración venezolana del siglo XXI posiblemente no tiene comparación histórica en este país.

No se podría definir este fenómeno político-económico como un simple desplazamiento de una población que va de un lugar a otro. Planteada así, esta es apenas una fría descripción sociológica que no alcanza a describir ampliamente un hecho que implica la total fragmentación de un ser humano que todavía no encuentra sentido en medio de la más absoluta perplejidad y desorientación.

Solo hace falta escarbar un poco, quitar la cortina de humo e incluso de polvo, para ver las arañas que salen de su nido, disparadas en cualquier dirección. Así, como pequeñas arañas migrantes, ve a una gran parte de la población venezolana el artista del fuego Adolfo Morales.

Esta particular mirada de Morales a la marcha venezolana, conocida también como crisis migratoria, se denomina La diáspora y es parte de una de las tantas piezas de cerámica reunidas en la exposición La piel cerámica, inaugurada el pasado 28 de octubre en la galería Espacio 14, de Maracaibo.

Si bien la migración del país comenzó en 2002, el artista reconoce que este hecho lo impactó a partir de 2011 y 2012, cuando ya era inocultable que la nación se estaba desmigajando, entre otras razones porque fueron los años en que comenzó a emigrar la clase media.

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“Todo ese proceso, que fue un hecho muy fuerte —confiesa el artista—, lo reinterpreté en una obra que quise mostrar en esta exposición, aunque el tema es parte de un proyecto más amplio en el que estoy trabajando. El sentido de La diáspora es que todas esas arañas van saliendo de su nido y se van. Se van para no regresar, quizás”.

La crisis migratoria de Venezuela está representada en la obra La diáspora | Foto: cortesía

Es probable que muchos —no se sabe si serán mayoría o minoría— no regresen, ciertamente, porque precisamente las arañas son conocidas por tener herramientas especiales para sobrevivir, entre las cuales está su experiencia como tejedoras. ¡La diáspora venezolana teje su suerte en otros países!

Adolfo Morales, artista zuliano, comenzó a hacer cerámica a los 17 años, y en este oficio lleva ya 41. En 1979 comenzó sus estudios formales en la Escuela de Artes Plásticas Neptalí Rincón, de la Secretaría de Cultura del estado Zulia, y desde ese momento buscó formarse con diferentes maestros, venezolanos y latinoamericanos, del dibujo y la pintura, de la cerámica en diferentes técnicas y del vidrio laminado. En su haber tiene 14 exposiciones individuales y 27 colectivas, realizadas en distintas ciudades venezolanas.

A partir de la década de 1990 y gracias a su recorrido en las artes plásticas, Morales, quien es Premio Nacional de las Artes del Fuego (2013), comenzó su etapa de formador, la que ha ejercido en la Universidad de Los Andes (ULA), en las escuelas zulianas de arte Neptalí Rincón y Julio Árraga, en el Centro de Arte de Maracaibo Lía Bermúdez (CAM-LB) y en la Facultad Experimental de Arte de la Universidad del Zulia (LUZ).

En la exposición individual La piel cerámica, Adolfo Morales muestra obras forjadas según la técnica de los loceros venezolanos, que el artista viene investigando desde hace 27 años. Sin embargo, este tradicional procedimiento técnico está contemporaneizado —según afirma el artista y gestor cultural Alberto Asprino—, al punto de que el ceramista lo volvió suyo mediante una reelaboración.

Las que se observan en esta muestra de octubre de 2023 son obras pulidas o bruñidas. La técnica puede resumirse así: las piezas se queman a muy baja temperatura y se ahúman posteriormente con aserrín. Luego, cada componente absorbe el humo que botan estas partículas de la madera cuando se prenden y toma una tonalidad oscura.

Así como las arañas, llaman poderosamente la atención en la muestra unos trompos o peonzas, figuras por las que el artista siente especial atracción. La causa de esta predilección la explicó muy bien el artista plástico y teatral Javier Rondón cuando ofreció su visión particular sobre estas creaciones muy lúdicas de Morales:

“Mientras Adolfo hace peonzas para recordar su niñez (…), para Jean Servier [autor que se dedicó a la exploración y análisis de la utopía] estos objetos están asociados con la vibración que da origen a la vida. Mientras Adolfo realiza conjuntos de piezas bruñidas en homenaje a la tierra y a lo telúrico (…), nuestras etnias del Orinoco creen que los trompos y sonajeros como estos ‘permiten oír la voz de Dios”.

La piel cerámica estará expuesta hasta el 28 de noviembre en la galería Espacio 14, ubicada en la avenida 14-B, número 60-20 (la misma calle del Círculo Militar), de lunes a sábado desde las 9:00 a.m. hasta las 5:00 p.m.

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