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martes, 30 abril, 2024

Perfil | Cardenal Urosa Savino, un pastor al servicio de la educación

El arzobispo emérito de Caracas pidió no olvidar el recurso de la oración personal y familiar en el hogar: “En estas duras semanas de peste y confinamiento los invito a intensificar la oración, el contacto directo, personal, íntimo, con Dios"

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Jorge Liberato Urosa Savino fue el quinto venezolano elevado a la dignidad cardenalicia. Nacido en Caracas el 28 de agosto de 1942 hoy descansa en paz, tras un episodio de salud con complicaciones asociadas al COVID-19. La noticia de su fallecimiento la confirmó la Arquidiócesis de Caracas mediante un comunicado la tarde de este 23 de septiembre.

Fue elevado a cardenal por el papa emérito Benedicto XVI el 24 de marzo de 2006, luego de haber sido designado arzobispo de Caracas, el 19 de septiembre de 2005, cargo al que presentó su renuncia el 28 de agosto de 2017, al cumplir 75 años de edad, de conformidad con lo establecido en el Código de Derecho Canónico, 401.1.

Luego de ser diagnosticado positivo al COVID-19 y de una atención médica de urgencia falleció. Mostró desde el principio de la pandemia en 2020 su preocupación por la falta de políticas públicas coherentes en el sector salud. Se lamentó de que, a causa del aumento sostenido de los contagios y la precaria situación del sistema nacional de salud, los obispos tuvieran que limitar la participación de los fieles en las actividades de las parroquias para evitar el peligro de contagios masivos en el culto público.

En este contexto, el arzobispo emérito de Caracas pidió no olvidar el recurso de la oración personal y familiar en el hogar: “En estas duras semanas de peste y confinamiento los invito a intensificar la oración, el contacto directo, personal, íntimo, con Dios: a través de la lectura de la biblia, especialmente los evangelios y las cartas de los apóstoles; la comunión eucarística espiritual, el rezo diario y fervoroso del Santo Rosario”.

El legado espiritual del cardenal Urosa Savino se resume en la insistencia en ofrecer aliento, esperanza y fortaleza a quienes están cerca de los pacientes con COVID-19 y aliviar las necesidades materiales de los vulnerables, por lo que encomendó esta grave situación a la intercesión de la Virgen de Coromoto, Patrona de Venezuela.

La vida pastoral del cardenal Urosa Savino estuvo marcada por la educación católica, la obra social y la evangelización. Su trabajo se desarrolló al regresar de Roma a Caracas en 1971, cuando fue recibido por el cardenal José Humberto Quintero, quien lo ordenó sacerdote el 15 de agosto de 1967.

Luego de sus estudios en Caracas, Canadá y la Pontificia Universidad Gregoriana en Roma, el cardenal Quintero Parra lo nombra rector del Seminario San José. A este servicio sumó el de vicepostulador de la causa de beatificación de José Gregorio Hernández, cargo que ocupó en medio de la reactivación de la causa en el Vaticano.

En septiembre de 1982 es consagrado obispo y, como tal, auxiliar de la Arquidiócesis de Caracas por José Lebrúm Moratinos, quien le encomendó la atención a los sectores de educación y pastoral social. El 6 de marzo de 1990, san Juan Pablo II lo nombra arzobispo de Valencia, cargo que ocupó hasta 2006, cuando fue trasladado a Caracas.

El cardenal Urosa Savino fue el segundo venezolano que participó de un cónclave, cuando salió electo Francisco. El primero fue Quintero Parra, quien estuvo en la elección de los papas Pablo VI, Juan Pablo I y Juan Pablo II. Al momento de su muerte era un elegible al trono de San Pedro, pues hasta los 80 años tienen esa posibilidad.

En su episcopado presidió las ceremonias de beatificación de dos venezolanas: Candelaria de San José y Carmen Rendiles. Su predecesor como arzobispo de Caracas fue Ignacio Velasco García y su sucesor Baltazar Porras Cardozo, quien además de ser arzobispo de Mérida es administrador apostólico de la Arquidiócesis de Caracas.

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