Los caraqueños tienen dos opciones para disfrutar obras cortas de 15 minutos. Microteatral dispuso con 34 salas en el CCCT y Micro Teatro Venezuela tiene 7 salas en el bulevar de Sabana Grande. Organizadores y actores buscan adaptarse para cautivar a un público que ha cambiado tras la pandemia

Por: Juan Pedro Antonuccio – Programa de Formación de Nuevos Periodistas

En 15 minutos se va desde la sorpresa hasta las risas y aplausos. Tanto en el Centro Comercial Ciudad Tamanaco (CCCT) como en el bulevar de Sabana Grande, los caraqueños han podido escoger al menos cuatro obras cortas para verlas una tras otra. Se trata de la oferta de microteatro en la ciudad, que está en crecimiento y a la que pueden acceder las personas comprando una entrada de entre 2 y 7 dólares.

“El microteatro en Venezuela ya tiene diez años en el mercado. La inseguridad, todo lo que pasó antes de la pandemia fue mermando el evento como tal, pero lo seguíamos haciendo. Después de la pandemia, hubo como un rescate de todo lo que es la noche para la gente. Entre las ofertas que volvieron a lanzarse estuvo esta”, explica María Esmeralda Dubuc, productora general de Microteatral Caracas, uno de los dos proyectos que actualmente está en escena.

El formato originalmente nació en Madrid en 2009, cuando se organizaron piezas teatrales cortas con temática de prostitución en las antiguas habitaciones de un burdel. En Venezuela, tiene su sello propio y este último mes ha habido dos programaciones en simultáneo, que compitieron para cautivar a los caraqueños.

Microteatral Caracas ofreció hasta este pasado 18 de febrero 32 salas con obras en simultáneo en los espacios Urban Cuplé del CCCT. Dubuc explica que han adaptado baños, cocinas y espacios no convencionales para las presentaciones. “Esa es la maravilla de este formato”, afirma.

En el pasaje Asunción, que conecta al bulevar de Sabana Grande con la avenida Casanova, también hay una dinámica similar. Es el popularmente conocido como Callejón de la Puñalada, que está intentando ser renombrado como Callejón del Artista a partir de iniciativas de academias y movimientos culturales que ahí hacen vida. “Aquí estuvieron locales en los años 70 y 80, muy emblemáticos de la música. Este callejón ha sido un poco olvidado y ahorita volvimos. Lo que tenemos que hacer es rescatarlo y darle ese sentido de cultura que tiene”, explica Dairo Piñeres, gerente de Micro Teatro Venezuela. Ahora acoge a esta propuesta que el pasado viernes 23 de febrero comenzó su tercera temporada, luego de cerrar la segunda la semana anterior.

Las siete salas de Micro Teatro Venezuela se distribuyen a lo largo de los locales del callejón y la entrada cuesta dos dólares, de viernes a domingo. Los espectadores pueden ver hasta cuatro obras en un solo día.

“Estar en Sabana Grande es un privilegio realmente. Aquí se encuentran las personas que vienen del oeste y las que vienen del este a hacer sus compras. Sabana Grande es el punto céntrico de la ciudad y qué maravilloso poder tener un punto cultural aquí”, comenta Ángel Matiguán, subdirector de Micro Teatro Venezuela y propietario de la escuela Musicales Producciones, ubicada en el callejón.

La dinámica del microteatro para ellos ha evolucionado, puesto que, en temporadas anteriores, cuando se ubicaban en el teatro Teatrex, se trataba de un circuito de obras y los espectadores no podían escoger a cuáles asistir. “La receptividad del público ha sido maravillosa porque aparte le estamos llegando al público de aquí de Sabana Grande que pasa por el bulevar, que viene o va a su trabajo. Les llama la atención, se acercan y para probar, compran para una función y ya luego los ves haciendo nuevamente la cola para comprar una segunda entrada a otra obra”, explica Matiguán.


La receptividad del público ha sido maravillosa porque le estamos llegando al público de Sabana Grande que pasa por el bulevar

Ángel Matiguán, subdirector de Micro Teatro Venezuela

Pero el público también ha cambiado en Microteatral en el CCCT. “Está viniendo gente por primera vez, muchísima. Todo cambió”, comenta Dubuc. “Puedes ver que a un precio módico la gente sí puede consumir todo lo que quiere”. Dubuc explica que el perfil de espectadores ahora suele ser de mayores de 30 años, muchos de los cuales asisten los días miércoles, en el que hay entradas 3×1. “Es gente de clase media, bien vestida, de lino, arregladita, perfumada, viniendo a consumir un día miércoles”.

Los precios del microteatro se convirtieron en una de las opciones presentes en el teatro caraqueño, que ha disminuido los costos de las entradas en general. El crítico teatral Joaquín Lugo explica que teatros como el Trasnocho Cultural han reducido sus precios y hoy la mayoría de sus entradas están en cinco dólares, precios similares a los de otras salas como La Caja de Fósforos y Rajatabla.

Todo esto ha sido el resultado de la crisis económica y política, que marcó el fin del primer ciclo del microteatro caraqueño, resurgido tras la pandemia. Lugo, quien también es miembro de la Asociación Venezolana de Crítica Teatral, explica que el año 2022 fue muy difícil para el público, pues ninguna obra de teatro fue exitosa. “Creo que el auge del público comenzó en 2023 a partir de Carnaval”. Este cambio también se presentó dentro del microteatro.

La migración también se hizo sentir. Para la actriz Evehelisse Harting, hubo mucho público que migró y ahora hay mucha gente que no sabe que existe esta movida teatral. “El público que solía venir se fue. Entonces estamos ganando otra vez este espacio para un nuevo público”. La obra Su madre, que protagoniza con su hija, Ivethelisse Decan Harting, aborda precisamente la migración.

Los actores que se han incorporado a la movida del microteatro también han debido adaptar sus creaciones. Uno de los casos más notables es el de Luis Peroza, que desde hace más de 30 años interpreta al personaje de La Parchita, recurrente por muchos años en revistas de drag queens y bares de ambiente en Caracas.

Hoy actúa en la obra Las Barbie presas. “Aquí vienen señores, señoras. Este es un cambio y hay que luchar más que antes, pero uno se va adaptando y el resultado tiene que ser bueno. Este público es más difícil, pero ha resultado bien porque les ha gustado mi jocosidad, y la idea es eso: disfrutar, reírse y pasarla bien”, señala.

Para Jonathan Mejías, actor, dramaturgo y director formado en la escuela Juana Sujo, ha sido una experiencia similar. “Es un público un poco más ligero, más comercial. Vienen a ver comedia, a divertirse. Vengo de obras de teatro largas, caí aquí en micro y es como un fogueo de enfrentarme a otro tipo de audiencia. Ha sido muy interesante, bien investigativo”. Ya lleva cuatro temporadas y actualmente está actuando y dirigiendo Prostitutex.

“El perfume viene en frascos pequeños”, comenta por su parte Jesús Eloy Gutiérrez, quien es magister en Teatro Latinoamericano Contemporáneo y director del Centro Documental del Teatro Teresa Carreño. “El microteatro capta la esencia del teatro para esta sociedad a toda velocidad e instantánea que vivimos. Me parece bien que se esté realizando esta iniciativa y que cada vez tenga más público. Es una forma interesante de acercar a la gente al universo del teatro”, agregó.

Ese acercamiento permite una experiencia integral, donde se involucran otras actividades. Joaquín Lugo destaca que tanto en el CCCT como en Sabana Grande haya locales que venden bebidas alcohólicas. “Es una ventaja para la gente que quiere disfrutar, salir y al mismo tiempo, puede tomarse una cervecita, descansar y relajarse viendo el microteatro”. Se trata de un plan que va más allá de los 15 minutos de obra.


El perfume viene en frascos pequeños. El microteatro capta la esencia del teatro para esta sociedad a toda velocidad e instantánea que vivimos

Jesús Eloy Gutiérrez, investigador teatral y director del Centro Documental del Teatro Teresa Carreño

Apuesta al drama

“La comedia lo lleva todo. Cuando están agotadas las salas, todas son comedias. Pero hay una cantidad de mezclas que perturban. Y está bien la perturbación, está bien la crítica social”, afirma María Esmeralda Dubuc, de Microteatral. Dairo Piñeres de Micro Teatro Venezuela coincide: “A la gente le gusta mucho la comedia. Yo que soy organizador siempre me preguntan qué ver, porque se quieren reír, y no les recomiendo la mía”.

Piñeres escribió la obra Todavía Vivas, que muestra un futuro posapocalíptico en Caracas y explica que, en su rol de dramaturgo, le apuesta al drama, aunque tenga menos receptividad. “A mí me importa que si van dos o tres personas a esa gente le guste y se transforme y piense. Yo no me mato porque sea comercial, me mato porque la gente se quede con un mensaje”, comenta.

Dubuc, por su parte, invita a arriesgarse, “porque en esas otras cosas es donde su gusto va a cambiar y es donde usted va a ver las cosas maravillosas que están pasando por otro lado y a veces no son las taquilleras”.

El crítico Joaquín Lugo sostiene que el boca a boca es uno de los principales mecanismos de difusión de las obras en microteatro. “Generalmente el drama no le gusta a la gente que va al microteatro, se van más por la comedia, pero ven que la calidad de la obra vale. Usan el boca a boca y el público empieza a ir a esa obra”, explica.


Generalmente el drama no le gusta a la gente que va al microteatro, se van más por la comedia, pero ven que la calidad de la obra vale

Joaquín Lugo, crítico teatral

Entre las adaptaciones a microteatro que Jonathan Mejías ha propuesto estuvo el drama Otros lloran por mí, de Aquiles Nazoa, y luego dirigió El Orfanato, de terror psicológico. Pero su primera obra en microteatro se llamó Brothers y trataba el tema del aborto. “Empezaba con una comedia y después metía la puyita”, cuenta.

Algo similar sucede con la obra Sifrinos en San Agustín, de Microteatral, que es protagonizada por Faustino Loggiodice, influencer que ha llevado sus personajes de redes sociales al microteatro. “La obra es una comedia que expone drama y muestra cómo está dividida la sociedad actual en Venezuela: el clasismo, el racismo, la homofobia tan marcada, disfrazada de chiste”.

En la obra, Loggiodice interpreta a una madre que va a San Agustín, una zona popular de Caracas, a intentar rescatar a su hijo, un odontólogo de clase media que tiene una relación sentimental con un artista del barrio. “Desde el día uno que comencé a hacer mis personajes, lo hice como crítica social. De hecho, nacen de los comentarios de la gente”, explica.

La sana competencia

Los caraqueños han contado estas últimas semanas con dos opciones de microteatro que incluso tienen funciones en simultáneo. Algunos comienzan a hablar de una rivalidad entre Micro Teatro y Microteatral. Para Dubuc, de Microteatral, la competencia es sana. “Ojalá y haya más espacios de cultura, ojalá y la gente tenga más posibilidades de consumir teatro”, comenta.

Piñeres, de Micro Teatro, coincide. “Mientras más trabajo haya para los actores, mejor, porque hay pocas salas en este país. Si ellos tienen temporada y nosotros también, para mí es maravilloso”.


La idea es que la gente esté feliz. Si la gente está feliz y viene aquí, pronto generará dinero

Dairo Piñeres, gerente de Micro Teatro Venezuela

Explica que, económicamente, se hacen muchos sacrificios. “Estamos empezando. Hemos gastado mucho. La idea es que la gente esté feliz. Si la gente está feliz y viene aquí, pronto generará dinero”.

Dubuc cuenta que ha habido un “esfuerzo titánico, porque sigue siendo esta Venezuela en donde no consigues cosas, pero cada una de esas 34 puertas tiene todo lo que tiene que tener para que el espectador se sienta satisfecho. Es una buena degustación bien servida de teatro”. Los caraqueños han podido disfrutar por varias semanas, al menos, 42 obras de microteatro en escena. Mientras se espera la próxima temporada de Microteatral en el CCCT, Micro Teatro seguirá con sus siete salas llevando 15 minutos de arte a los caraqueños.

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