Los niños fueron el mejor público del Teatro Negro de Praga

En el arte plástico, dramático, cinematográfico, fotográfico y de cualquier tipo, la luz juega un papel fundamental. Un foco bien puesto en teatro determina cuál es el personaje sobre el cual la audiencia fijará su atención. La iluminación correcta es lo que distingue a una buena fotografía de una mediocre. A Armando Reverón se le apoda “el pintor de la luz”, precisamente, porque la luminosidad que era capaz de representar en sus cuadros.

Quizás nuestra fascinación por la luz y la importancia que le damos sea, precisamente, la razón por la que una compañía como el Teatro Negro de Praga ha recorrido, por aproximadamente 60 años, algunas de las ciudades más importantes que el globo: más que la luz, es el juego de sombras lo que hace posible el trabajo de los actores de esta forma de teatro.

La compañía Teatro Negro de Praga, a cargo del director Jiri Srnec, llegó a Venezuela para presentar una doble función en la Sala Ríos Reyna del Teatro Teresa Carreño el sábado 15, y una más en el Hotel Hesperia de la ciudad de Valencia el domingo 16 de octubre.

En Caracas, ambas funciones de 3:00 y 7:00 pm se llenaron satisfactoriamente, siendo el público infantil el más interactivo…y, hay que decirlo, el mejor portado.

Los niños, un público inesperado

Durante las funciones del sábado, los casi 4.728 asistentes de ambas funciones abarrotaron los estacionamientos del Teatro Teresa Carreño y del Alba Caracas, otrora Hilton. Lo hicieron vestidos con sus mejores ropas: símbolo positivo de que, aún en pleno siglo XXI, sigue existiendo la preocupación de observar el acto cultural enfundado en la mejor vestimenta posible.

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Además, lo hicieron acompañados de niños pequeños que, durante la velada, se convirtieron en el público más interactivo y respetuoso de las situaciones interpretadas por la compañía checa. Este comportamiento contrastaba con el de la audiencia más adulta, que se empeñó en tomar fotografías con flash durante todo un espectáculo cuya magia radica, precisamente, en la poca iluminación, con actores turnándose entre cuadros y vestidos con un traje pesado y especial que les permitía pasar desapercibidos entre los juegos de luces y recrear movimientos imposibles -mágicos, si se quiere- de los objetos que se doblaban y transformaban a voluntad.

Los niños, al carecer del prejuicio y del conocimiento adulto, eran los más aptos para entrar en el juego que demanda el Teatro Negro de Praga, llegando incluso a señalar a los actores dónde estaban ubicados los objetos que habían extraviado, o incluso a preguntarles si les dolía un golpe ficticio y expresado en una mueca de dolor. Quietos, en su asiento, eran autores de comentarios que rivalizaban en humor con las situaciones del espectáculo, enriqueciéndolo por completo.

¿Qué es el Teatro Negro de Praga?

Este estilo toma su nombre de la idea de un escenario a oscuras, con iluminación estratégica, trajes y otros elementos pintados con colores fosforescentes. El Teatro Negro es un género de la expresión teatral que fue desarrollado en Praga, capital de República Checa, siendo ejecutado por múltiples compañías y salas de teatro.

La compañía checa Teatro Negro de Praga de Srnec (Black Light Theatre Srnec), fundada por el difunto Jiri Srnec, fue invitada para volver a Venezuela (nada más en el Teresa Carreño acumulan tres visitar previas) para mostrar Lo mejor del Teatro Negro de Praga, una obra recopilatoria con escenas de sus obras más memorables.

La universalidad del espectáculo radica, principalmente, en las historias representadas por actores que manejan el arte del mimo y la expresión corporal. Sin decir una palabra, cada actor del Teatro Negro de Praga sabe expresar sentimientos y situaciones absurdas, oníricas y salpicadas de un sutil humor picante o de doble sentido.