¿Quién pensó alguna vez que podríamos hacer fiestas virtuales? Con las restricciones propias de la vida en pandemia (ideadas precisamente para disminuir los contagios de COVID-19) quedaron relegadas las celebraciones. Atrás quedaron las carreras de último momento para comprar una bolsa de hielo, o la idea de comprar una botella de alguna bebida espirituosa con el fin de compartirla con los amigos porque cualquier reunión puede colocar en riesgo nuestra salud.
Sin embargo, el ingenio ha hecho de las suyas. No es extraño entrar a Instagram y encontrarse con sets de Dj’s que reciben a una audiencia ávida de compartir e interactuar desde el encierro.
Todo empezó por Zoom…
Un día de marzo empezamos a trabajar por Zoom, una aplicación que facilita reuniones a distancia y que posee un modo pago e ilimitado y otro gratuito, con un límite de hasta 45 minutos por sesión.
Las clases universitarias comenzaron a ser populares en la plataforma, así como las reuniones de equipos de distintas empresas a lo largo y ancho del mundo. Muy pronto la herramienta de teletrabajo empezó a utilizarse para unir a las familias en la distancia por el encierro, o incluso para celebrar tortas de cumpleaños.
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Eventualmente el formato migró a celebraciones más grandes. Vanessa Márquez, coach venezolana residente en Nueva York (Estados Unidos) desde hace seis años, encontró en Zoom la posibilidad de armar una especie de “discoteca”. Con Tracee Kafer, directora creativa del estudio de pole dance Body and Pole, idearon un evento en el mes de abril llamado Silent Party, y que llegó a congregar a unos 20 internautas en línea por sesión.
Los internautas podían ingresar a la sesión del evento para escuchar música y desempolvar los pasos de baile que se oxidaron durante el confinamiento.
…Y reventó en Instagram
Con la etiqueta #TodosSomosNovios, José Luis “Cheo” Pardo (Dj, productor, examigo invisible) logró reunir aproximadamente a 3.000 personas en un live de Instagram para escuchar un set especial de música de bodas. La experiencia se ha repetido cada viernes de manera religiosa, con música de los 80’s, música para escuchar en la playa, o sencillamente para celebrar el “fin de año” a ver si el 2020 cambia a una energía más positiva para los seis meses que le quedan.
Samuel Hurtado encontró en la cuarentena (y las redes sociales) la oportunidad de reunir en un solo evento su pasión por los atardeceres, por Caracas y por la buena música. Decidió convertir a uno de sus locales favoritos, la Casa 22, y convertir su amistad de años con Dagoberto González (uno de los propietarios del local) para crear las Summer Sessions, sesiones con música selecta y Dj’s en vivo desde distintas zonas de Caracas.
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La primera sesión se hizo desde las instalaciones de Casa 22 en El Hatillo, pensada para los clientes fijos del local y que actualmente se encuentran en confinamiento. Para Hurtado, uno de los grandes atractivos de Casa 22 es precisamente su selección musical, a cargo del Dj y productor Mario Romero, donde géneros como el disco music coquetean con el Deep house y la música electrónica. “Además, Casa 22 le da oportunidad a los Dj’s emergentes y ha educado a su clientela en cuanto a este tema. Es un sitio donde se escucha música muy selecta, bien curada y seleccionada”.
El concepto es sencillo: una terraza donde se puedan apreciar las siluetas que componen Caracas, un buen atardecer y un Dj en vivo. Las Summer Sessions pueden ser disfrutadas a través de las redes de Hurtado y de Casa 22, con la opción de pedir pasapalos y bebidas distintivos del local.
Las Summer Sessions de Samuel Hurtado ft. Casa 22 se han popularizado a tal punto que ahora poseen alianzas con La Licoteca y Uenos, emprendimiento especializado en tequeños. También sellaron una alianza con Cultura Chacao, que les permitirá repetir la experiencia en la Plaza Los Palos Grandes y en el edificio Altamira.
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