El papa Francisco ha invitado a no ceder a la resignación y a la tentación de creer que todo está perdido. Ratificó que Dios es fiel y en la historia de la humanidad no ha dejado solo al hombre

Hoy es el día que la Iglesia Católica celebra el sentido de la Fe, porque festeja el Domingo de la Resurrección de Jesús, cuando Cristo triunfante sobre la muerte abre las puertas del cielo y comienza la celebración del Tiempo de Pascua.

Es una Pascua particular la que vivirán millones de cristianos en el mundo en este año 2020. Debido al aislamiento para evitar el contagio de COVID-19, en varios países no será posible que los fieles participen en las grandes liturgias, en templos y parroquias de la fiesta litúrgica donde se rompe el silencio, el luto por la muerte de Jesús y se anuncia nuevamente el triunfo de la vida y de que la muerte no tiene la última palabra.

La noche del Sábado de Gloria, el papa Francisco ha celebrado la Vigilia Pascual con un reducido grupo de servidores de la Curia Romana. Las condiciones en las que se celebra esta Pascua no son inéditas: los papas y obispos a lo largo de los siglos han promovido medidas extraordinarias para evitar contagios, como fueron los casos de Milán en la Navidad de 1576 y de Roma en 1656.

«Todo irá bien»

Durante la noche de la Vigilia Pascual es encendido el Cirio Pascual que representa la luz de Cristo y que permanecerá iluminado los 50 días siguientes hasta el Día de Pentecostés, fecha en que se celebra el nacimiento de la Iglesia con la promesa cumplida de Jesús de enviar el Espíritu Santo hasta el fin de los tiempos.

El papa Francisco ha dicho la noche de Pascua 2020: «Todo irá bien, decimos constantemente estas semanas, aferrándonos a la belleza de nuestra humanidad y haciendo salir del corazón palabras de ánimo. Pero, con el pasar de los días y el crecer de los temores, hasta la esperanza más intrépida puede evaporarse. La esperanza de Jesús es distinta, infunde en el corazón la certeza de que Dios conduce todo hacia el bien, porque incluso hace salir de la tumba la vida”, dijo.

Esta fiesta, para los cristianos, celebra la derrota del pecado y de la muerte, con la resurrección del todo sufrimiento temporal adquiere sentido con la vida eterna.

El papa Francisco ha invitado durante la celebración de ayer sábado, que abre paso al domingo y en vigilia, a no ceder a la resignación y a la tentación de creer que todo está perdido: “No cedamos a la resignación, no depositemos la esperanza bajo una piedra. Podemos y debemos esperar, porque Dios es fiel, no nos ha dejado solos”; y reafirma con fuerza: “La oscuridad y la muerte no tienen la última palabra. Ánimo, con Dios nada está perdido”.

Es un día de fiesta, de gozo, Cristo está Resucitado, la tumba está vacía, la humanidad está salvada, Ahora es momento de abrazar esa salvación testificando una verdadera vida cristiana.

Un mismo espíritu

El Domingo de Resurrección y la Vigilia Pascual son el aniversario del triunfo de Jesucristo, la feliz conclusión de su Pasión y la alegría que sigue al dolor: la redención y la liberación del pecado de la humanidad.

El P. Donato Jiménez, miembro y colaborador de la Enciclopedia Católica, explicó a ACI Prensa que la diferencia entre ambos radica en la fecha.

En el Domingo de Resurrección la liturgia “es prácticamente igual a la que celebramos en la vigilia del Sábado Santo. Lo que pasa es que en la vigilia del Sábado Santo se hace de noche y la mayor parte de los fieles no puede asistir”.

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Al día siguiente indicó que ocurre «lo mismo, pero como cada domingo, para todos los fieles se celebra la Eucaristía de la Resurrección. La hemos celebrado en la Vigilia, pero como en ella no han estado todos los cristianos del mundo, entonces en el domingo tienen la oportunidad y la necesidad de participar gozosamente del hecho de la Resurrección”.

En la Vigilia Pascual se participa del júbilo por la Resurrección de Jesucristo, escuchando las 7 lecturas y con una ceremonia litúrgica extendida; mientras que en el domingo se oficia la Eucaristía de la Resurrección con el mismo gozo que en la Vigilia, aunque en Misa dominical.

La Pascua de Resurrección durará 50 días hasta la celebración de Pentecostés. “Todos los días se celebrará con el mismo gozo y se serán como la prolongación de un solo día”, dijo el P. Jiménez.

A celebrar la Pascua

La Iglesia celebra el tiempo de Pascua, que va desde el Domingo de Resurrección hasta el final de Pentecostés -50 días- como si fuera un solo día, el Gran Día, anticipo del tiempo que no tendrá fin. Este sentido del tiempo en la Pascua se hace especialmente evidente en el tiempo conocido como la Octava de Pascua, los ocho primeros días del tiempo pascual, por eso durante toda esta semana se repite: «Hoy ha resucitado el Señor, cantemos un himno al Señor nuestro Dios».

Toda religión que tiene la cristiandad como centro, celebra esta fecha universal la memoria de su Pasión, Muerte y Resurrección.

En el caso de la Pascua judía se evoca la liberación e independencia del pueblo elegido de Israel. Los judíos se reúnen a comer cordero asado y ensaladas de hierbas amargas, recitar bendiciones y cantar salmos. Celebraban la liberación de la esclavitud en Egipto de su pueblo.

La Pascua constituye el fundamento sobre el cual se asienta y gira toda la vida del cristianismo. Es festejada por millones de fieles en todo el mundo y el Papa da la bendición en una misa Urbi et Orbi desde la Basílica de San Pedro.

Acallar los gritos de muerte

Francisco ha insistido en que un servicio grande que todos los cristianos pueden hacer por la humanidad es: “Acallemos los gritos de muerte, que terminen las guerras. Que se acabe la producción y el comercio de armas, porque necesitamos pan y no fusiles. Que cesen los abortos, que matan la vida inocente. Que se abra el corazón del que tiene, para llenar las manos vacías del que carece de lo necesario”.

Con la colaboración de Vatican News y ACI Prensa

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