Después de 20 años de carrera, Miguel Cabrera se retira de las Grandes Ligas convertido en uno de los más grandes peloteros de todos los tiempos. En Venezuela, su figura es venerada más allá del campo y la gente le rinde tributo por todas las alegrías que brindó con sus batazos en el mejor beisbol del mundo. Aunque tiene su entrada asegurada al Salón de la Fama dentro de cinco años, la gente se pregunta cómo será la próxima temporada sin “Miggy”, una de las estrellas venezolanas más luminosa de la historia

En colaboración con: Nadeska Noriega, Katherine Dona, Mairen Dona, Keren Torres, Rosanna Battistelli, Nataly Angulo, Kemberlyn Talero y Diego Torrealba 

Era la tarde del 20 de enero de 1999 y Louis Eljaua, scout de los Marlins, escribía emocionado su reporte después de ver a uno de los mejores prospectos del momento: Miguel Cabrera. “El bateo es su mejor herramienta. Lo vi en un entrenamiento hace un mes y dio un espectáculo con un bate de madera. Sacaba pelotas del campo una tras otra; puede mandar la bola a la banda contraria”, escribió en la hoja que luego envió al equipo de Florida.

Cabrera tenía 16 años, pero jugaba al beisbol como un profesional, tal como escribió Eljaua en su reporte. Detrás del adolescente de La Pedrera, el barrio de Maracay donde nació el 18 de abril de 1983, estaban varias organizaciones de las Grandes Ligas, pero los Marlins, a través del venezolano Miguel Ángel García, lograron firmarlo en julio de 1999.

Sin haber pisado un campo profesional, Cabrera apareció en las portadas de los periódicos de Venezuela cuando firmó por 1,8 millones de dólares, el monto más alto para un prospecto venezolano a finales de los 90. Desde ese instante, todos los aficionados al beisbol y el país entero siguieron a aquella promesa que se transformó en uno de los más grandes de la historia.

Han pasado 24 años y muchos de los que lo vieron jugar durante 2 décadas en las Grandes Ligas hoy celebran su éxito. Pocos se equivocaron: los números que dejó la estrella venezolana le dieron la llave para entrar próximamente en el Salón de la Fama de Cooperstown dentro de un lustro, 5 años.


Cuerpo grande, piernas y brazos largos, manos grandes, tipo Troy Glaus.Tiene instintos y habilidades para batear .300 y dar más de 25 jonrones. Tiene herramientas para ser guante de oro en tercera base

Anotaciones de Miguel Ángel García, scout de los Marlins que cerró el acuerdo con Cabrera

La pregunta que surge es cómo se sentirán los fanáticos desde el lunes, 2 de octubre, un día después del retiro de Cabrera, cuando se den cuenta de que no verán más a su ídolo con el uniforme puesto. El Pitazo conversó con ciudadanos, quienes agradecen al jugador por su desempeño y por servir de inspiración a muchos venezolanos.

“Miggy”, como lo bautizaron en EE. UU., nació para jugar pelota. Nació para batear. Sus condiciones le ayudaron para debutar en las mayores en 2003. En su estreno, el 20 de junio de ese año, disparó un jonrón que le dio el triunfo a los Marlins sobre las Rayas de Tampa en extrainning. Desde ese momento, nadie le quitó la titularidad y, meses después, el 25 de octubre, levantaba su única corona de Serie Mundial.

Perfil | Miguel Cabrera, una historia llena de gloria a punta de batazos

“Será el próximo venezolano en el Salón de la Fama, estará acompañando a Luis Aparicio. Para nosotros, Miguel Cabrera es un símbolo de buen pelotero venezolano. Le deseo la mejor de las suertes ahora que se retira”, dice Isaac Díaz, un comerciante de Ocumare del Tuy, amante del beisbol y seguidor del slugger.

Díaz menciona los números que convierten al bateador criollo en uno de los más grandes de la historia del beisbol: tiene más de 500 jonrones, 3.000 hits y 1.800 carreras impulsadas. Solo 6 peloteros han podido alcanzar esos guarismos: Hank Aaron, Willie Mays, Eddie Murray, Rafael Palmeiro, Albert Pujols y el venezolano.

Del quinteto, el único que no pudo llegar al Salón de la Fama fue Palmeiro, acusado de usar esteroides; mientras que Pujols –retirado en 2022– con seguridad será electo en 2027.

La voz de la gente

Julio Castro, médico infectólogo, quien fue una de las voces más respetadas durante la pandemia de COVID-19, se quitó la bata y se puso una camisa de beisbol –específicamente la de los Medias Rojas de Boston– para mostrar su admiración por Cabrera.

“Miguel es hoy un símbolo para todos. Ha sido un ejemplo al reponerse de las adversidades, para corregir el camino y construir batazo a batazo lo que tiene ahora. Empieza la cuenta regresiva para que Miguel esté en Cooperstown”, comenta Castro, pelotero aficionado en sus años como universitario, mientras mostraba con orgullo una pelota firmada por el ídolo nacional. “Mi sueño es que algún día pueda quechear (ser receptor) en un juego donde participe Cabrera”.

Como destaca Castro, Cabrera llegó a lo más alto del beisbol tras superar momentos difíciles. En 2009 fue reseñado por protagonizar una pelea doméstica; mientras que en 2011 fue detenido por las autoridades de Miami tras conducir ebrio. Con el apoyo de su familia y de los Tigres de Detroit salió adelante y vinieron los triunfos.

Ese mismo 2011 ganó el título de bateo de la Liga Americana con .344 de promedio. En 2012 logró la Triple Corona con 44 cuadrangulares, 139 carreras impulsadas y promedio de .330, actuación que le permitió levantar el premio de Más Valioso (MVP). En 2013 obtuvo otro campeonato ofensivo con .348 y una nueva distinción como MVP.

“Miguel Cabrera ha roto muchos récords, pero se ha convertido en inspiración para muchos venezolanos que sueñan con llegar a Grandes Ligas”, afirma emocionado Al Vanegas, artista plástico y museógrafo curador de Lara. “Hay un artista aquí en Barquisimeto que ha creado imágenes de Cabrera; también ha logrado inspirar a muchos colegas porque ha quebrado todas las estadísticas. Es un gran hombre, un gran bigleaguer y un gran venezolano”.


Miguel es hoy un símbolo para todos. Ha sido un ejemplo al reponerse de las adversidades, para corregir el camino y construir batazo a batazo lo que tiene ahora

Julio Castro, médico infectólogo

Gonzalo Andrade, panadero del casco central de Baruta, seguramente escuchó en su negocio a la gente conversar sobre las hazañas de Cabrera. “Su carrera ha sido vertiginosa y ascendente y, como dice la prensa, su nombre está escrito en el Salón de la Fama”, sostiene el comerciante de 42 años.

“A pesar de que ha tenido altibajos, ha sabido manejar las situaciones para mantenerlas al margen. Más allá de todos los problemas que tenemos como país, escuchar lo que hace afuera es como un alivio para lo que se vive aquí día a día. Representa lo positivo”.

Cuando le preguntaron a Carlos Daniel Ocando, un niño de 9 años, por qué quería ser como Cabrera su respuesta fue corta: “¡Bueno, porque batea mucho!”. El chamo, que juega en las Pequeñas Ligas de Maracaibo, lo lleva como uno de sus primeros héroes deportivos. “Es uno de los mejores jugadores venezolanos del beisbol y de las Grandes Ligas. Es un orgullo venezolano del beisbol”.

Alfredo García apenas tenía 6 años cuando Cabrera debutó con los Marlins de Miami. Creció viendo los triunfos del slugger y afirma que se ha ganado el respeto de todos. “Ha sido una persona muy importante, muy valiosa. Ha dado de qué hablar en Venezuela y en todo el mundo por todos sus logros, todas las hazañas que logró durante su trayectoria. Se ha ganado todo lo que tiene”, resalta el joven de 26 años, al tiempo de que atiende su carrito de perros calientes en Baruta, estado Miranda.

Para el venezolano de a pie, Miguel Cabrera puede ser ese amigo que llegó a lo más alto; el hermano que llenó de orgullo a la familia con sus batazos; el hijo que prometió que iba a triunfar y lo logró; aquel vecinito que hacía bulla todas las tardes jugando pelota en la calle; también, el hombre que aprendió de sus errores hasta madurar para convertirse en el mejor pelotero que ha salido de esta tierra. Todo un orgullo.

Recuerdos como flashes

En Venezuela debutó a los 16 años y en la temporada 2003-2004 llevó a los Tigres de Aragua a ganar el primer título después de 27 temporadas. Terminó con 9 campañas con los bengalíes y levantó 4 coronas.

En la Serie Mundial de 2003, el chamo de Maracay protagonizó un turno que mostró su madera como pelotero. Roger Clemens, uno de los mejores pitchers de las mayores, inició con un lanzamiento pegado a la altura de la cabeza y el venezolano apenas se movió. Después de dos strikes y un par de fouls, el abridor de los Yanquis de Nueva York retó al criollo con una recta y este se la sacó del campo por el jardín derecho. Ese año, los Marlins fueron campeones.

Quedarán en la memoria sus premios como Jugador Más Valioso, sus Bates de Plata, sus campeonatos de bateo, así como el carisma que mostró en el campo.

Como si fuera una metáfora de la vida, en el inicio de primavera de 2023, a finales de marzo, Cabrera se paseó por todos los estadios de las mayores y recibió regalos y aplausos de los fanáticos; siguió su paso en verano sin presión y hoy, en el comienzo del otoño, se retira agradecido después de ver decenas de trofeos y condecoraciones.

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