Maracay.- Conocida como la Ciudad Jardín de Venezuela, Maracay, capital del estado Aragua, pasó de exhibir frondosos árboles a convertirse en un gran vertedero de basura en el que, además, el agua por tuberías se ha convertido en un lujo.
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Según algunos ciudadanos consultados, 2019 no fue un año positivo para esta ciudad, ubicada en el centro de Venezuela. Los mayores problemas para los maracayeros se centraron en las áreas de salud, economía y servicios públicos. Haciendo énfasis en los últimos, las fallas en el suministro de agua y en el proceso de recolección de los desechos sólidos fueron los principales temas señalados por los habitantes del municipio Girardot, del que Maracay es la capital.
La falta de agua potable por tuberías ha sido denunciada por comunidades del norte, sur, este y oeste del municipio. Muchos de los residentes del centro de la ciudad manifestaron recibir el servicio cada tres semanas, aproximadamente, y “cuando tienen suerte”, una vez por semana.
En otros sectores, como la urbanización Calicanto, más cercana a la Alcaldía y Gobernación del estado, los camiones cisternas se han convertido en la solución después de pasar más de tres meses sin agua.
Una vecina del sector, que prefirió no ser identificada, indicó: «Prácticamente todo el año el agua ha escaseado y cuando se va la luz el problema es peor, porque subir 14 pisos con los botellones es una odisea. Dígame los abuelos, ¡cómo sufren!”, lamentó.
Otro vecino, que también solicitó permanecer en el anonimato, indicó que al contactar vía telefónica a las oficinas de la Compañía Anónima Hidrológica del Centro (Hidrocentro), la respuesta recibida fue que “abren el paso del agua solo una vez por semana por fallas técnicas”, que no puntualizaron.
El llamado general que hicieron los residentes a las autoridades es a “ser diligentes en la solución de un problema que se ha agudizado en los últimos meses” y afecta de forma sustancial la calidad de vida de los ciudadanos.
De Ciudad Jardín a basurero
A las fallas en el suministro de agua en el municipio Girardot, se suma el problema de la recolección de los desechos sólidos, situación que, a pesar de haber sido más grave a principios del segundo semestre de 2019, no ha logrado solucionarse.
En julio del año en curso, el alcalde Pedro Bastidas notificó que el municipio solo contaba con cinco compactadoras para cubrir las 17 rutas de las ocho parroquias a su cargo. Zonas que antes recibían cada dos días el servicio, ahora lo tienen una vez a la semana. En otros casos, una vez cada dos semanas.
Ante esta situación, han surgido iniciativas particulares de choferes de camiones 350 que ofrecen el servicio dos o tres veces por semana, “a cambio de algo”, pero no son suficientes para cubrir la demanda.
El bulevar Pérez Almarza, las calles Vargas, Miranda, Negro Primero, Santos Michelena, Carabobo, Pichincha y otras en el centro de la ciudad exhiben cúmulos de basura cada semana. Igual panorama se ve en las esquinas y vías principales de varios sectores, como Las Acacias, el Trébol (en el este), o La Cooperativa, Calicanto y La Soledad (en el norte), por mencionar algunos.
En la actualidad los maracayeros conviven con los desechos que se han apoderado de aceras y calles, obligando a peatones y conductores a esquivarlos y respirar los olores que desprenden luego de varios días a la intemperie. En otros escenarios más lamentables, hombres y niños hurgan en la basura buscando satisfacer su hambre con los restos que encuentran en las bolsas acumuladas.
Todos esperan por una respuesta oportuna y eficaz de los responsables de ofrecer a los habitantes de la ciudad servicios de calidad.
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