Por: Juany Romero
Yolanda Sánchez, ama de casa residente de la comunidad Samán de Güere, municipio Mariño del estado Aragua, ha vivido en carne propia las consecuencias de las recurrentes fallas eléctricas que ocurren en Venezuela.
«Es agobiante, porque más allá de las incomodidades que generan las altas temperaturas en estos momentos, estamos siempre con el temor de que se nos dañen los electrodomésticos, ya que no hay dinero para reemplazarlos», señaló a El Pitazo el 18 de abril.
En la comunidad donde reside Sánchez han durado hasta 20 horas sin electricidad. A esta falla se suman las continuas bajas de voltaje y los apagones.
Reparar todas las termoeléctricas no es recomendable para la economía venezolana
Fernando Hernández tampoco escapa de esta realidad. Él es técnico en refrigeración y reside en la comunidad Campo Alegre de Maracay, también afectada con las fallas eléctricas.
«No existe una programación de corte que le permita a uno tomar previsiones, sobre todo, en mi caso que dependo de la electricidad para trabajar», expresó Hernández.
Al igual que Sánchez y Hernández, habitantes de los 18 municipios del estado Aragua reportan fallas con el servicio que ofrece la Corporación Eléctrica Nacional (Corpoelec), cuyos directivos no emiten un pronunciamiento oficial para conocer las causas del problema.
Las fallas del servicio eléctrico en Venezuela son constantes y aumentaron 22,8 % en febrero, respecto a enero, según datos suministrados a EFE el 18 de marzo, por la ONG Comité de Afectados por Apagones.
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