Un caimán de anteojos fue observado en las áreas verdes del conjunto residencial Bosque Real, ubicado en Los Guayos, estado Carabobo, la noche del domingo 21 de enero. Vecinos del lugar alertaron a los bomberos de la presencia del reptil y una comisión acudió al sitio para rescatarlo.
El cocodrilo fue liberado en un área despejada apta para su hábitat, según informó el rescatista Jacobo Vidarte a través de sus redes sociales.
Vidarte recordó a la ciudadanía que, ante la presencia de un animal atípico en zonas urbanas, debe notificar a las autoridades para su reubicación. “No deben tratar de capturarlo ni acorralarlos y tampoco hacer bulla”, alertó Vidarte, quien es comisionado de la alcaldía de San Diego para gestión de riesgo en el estado Carabobo.
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¿Qué es un caimán de anteojos?
El caimán de anteojos, también conocido como babillo, es una especie de cocodrilo considerada de mediana talla. Los machos miden de 2 a 2.5 metros por lo general, aunque algunos pueden alcanzar cerca de 3 m. Las hembras son más pequeñas, con una talla media máxima de 1.4 m, y muy raramente algunas se acercan a los 2.0 m.
Su nombre se deriva de una cresta ósea que está presente entre los ojos (puente infraorbitario), dando la impresión de unirlos como un par de anteojos. Tienen, además, una cresta triangular osificada sobre los párpados superiores, que recuerda vagamente a los de los dinosaurios Allosaurus.
Animales salvajes en zonas urbanas
En los últimos meses, ha sido frecuente la presencia de animales salvajes en las zonas urbanas. Un venado, un oso melero, otro hormiguero, serpientes y monos se han observado cerca de urbanismos y áreas comerciales en el estado Carabobo, así como en otras zonas del país.
Vidarte explicó que ello se debe al clima, a propósito de que estamos en una época de pocas precipitaciones, con temperaturas altas y mucho calor. “Esto ocasiona una disminución de los cuerpos de agua en zonas de montaña y los animales migran a las zonas urbanas en busca de agua y, en algunos casos, de alimentos», detalló.
El experto acotó que la recurrencia de incendios forestales en esta época también afecta el hábitat de estos animales, «sumado a la acción antrópica de algunos excursionistas».